domingo, 30 de abril de 2017

Sant Jordi 2017


El día del libro siempre ha sido una fecha especial, como lector y también por mi afinidad con cierta librería ya desaparecida de mi localidad natal, a la cual tuve oportunidad de ayudar con el tema preparativos de una fecha tan señalada y complicada. Pero aparte de todo esto, este Sant Jordi de 2017 ha representado algo mucho mayor para mí al tratarse del primer año en el que acudía como autor, invitado por una librería local (la sustituta de la nombrada anteriormente) para firmar ejemplares y promocionarme un poquito. Pero casi mejor me dejo de introducciones y voy al grano.

Mi humilde rinconcito
Espai cultural Guaix” es una librería atípica, ya que posee también una sección de cafetería creada con la intención de incentivar la lectura aprovechando la adicción a la cafeína que la mayoría de nosotros sufrimos; desconozco si es un formato habitual en grandes ciudades pero desde luego en el pueblo es la primera vez que veo algo así. Una vez allí fui atendido por su responsable, la cual fue capaz de prestarme algo de atención a pesar de lo atareado del momento, montando mesas y atendiendo a los primeros clientes. Y no estuvo mal la mañana, en la que me encontré con viejos amigos y conocidos, vendí algunos libros y sobretodo, pude hablar de este bonito mundo de la literatura con personas, como no, mucho más experimentadas que yo.
 
Espai Cultural Guaix
Nada más llegar, compartí mesa con Vicent Pellicer, un escritor-poeta-fotógrafo (no sabría como definirlo) con muchos libros y experiencia a cuestas y que supo darme buenos consejos sobre como empezar con mi “carrera” en esto de la escritura. Más tarde apareció Marina Pallás, periodista y escritora con quien me sentí muy cómodo (no sé que tienen los periodistas que cautiva tanto) y pudimos charlar sobre lo que escribimos y hacemos en la vida.

Aquí ya empezaba a dolerme el brazo de tanto dedicar libros
Después de comer tocaba cambiar de escenario y las chicas de la librería Viladrich (una de las más veteranas me atrevería a decir que de todo el país) me hicieron un hueco para que me colocara con mis libros a pesar del lío que tenían montado. Y es que la plaza del castillo, que era ese nuevo escenario, era un hervidero de gentes ávidas de literatura, puestos de venta y autores ambulantes con mochilas llenas de libros. Una vez allí reconozco que me sentí un poco insignificante, pues descubrí que ser un autor independiente y desconocido en medio de una feria del libro (incluso una pequeñita como aquella) es como ser una piedra en el fondo de un barranco, de noche y lloviendo: nadie te ve. Pero como solo se vive una vez, no somos nadie y cuando crees que me ves hago chas, decidí levantar el culo de la silla y ponerme a repartir tarjetas a cuantos incautos se me acercaran. Libros no vendí demasiados, pero mi nombre, el de mi libro y mis direcciones web están en más de cincuenta carteras y bolsos de todo el pueblo.
 
Con las chicas de Viladrich, con las cuales no pudo el estrés.
Finalmente, y después de varios encuentros adicionales e inesperados con viejos amigos, recogí mis cosas y me marché, aprovechando para pararme a hablar con Rafel Durán, una autor local y también editor que lo está petando con “Pau” una novela de temática erótica la cual tuvo el detalle de cambiarme por mi libro y de la cual tengo pensado hablar en breve. Y no solo nos intercambiamos libros como futbolistas camisetas, sino que hablamos de cosas interesantes, entre ellas la de editar juntos mi próximo libro, lo cual vista la calidad de su “Pau” me llena de ilusión y me da más fuerzas para seguir adelante.
Y ya como resumen final: Un gran día. Inolvidable por muchos aspectos y que espero que no sea el último.

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