martes, 3 de octubre de 2017

Ladridos en la biblioteca (la primera presentación oficial)





El acto de presentar un libro es algo que siempre me ha causado (como lector), cierta indiferencia. Normalmente compro libros, sea porque he oído de ellos, porque sigo a sus autores o simplemente porque decido leer algo al azar, en cuyo caso busco algo que me resulte atractivo a nivel cubiertas. Siempre que he acudido a una presentación ha sido por compromiso y no siempre he salido muy contento de allí. Por ese motivo, cuando me encontré a mi mismo en el lado opuesto al del lector y con la necesidad de presentar mis libros, algo en mi se rebeló.
Tuve claro desde el principio que mis presentaciones debían ser amenas, divertidas y que la gente que decidiera acercarse a verme, fuera por compromiso o casualidad, deberían pasar un rato entretenido, antes que ser convencidas de comprar mi libro. Con esa premisa lo he hecho hasta ahora y aunque prácticamente acabo de empezar, creo que le voy pillando el truco a esto. Es por ello que en esta entrada quiero hablar, solo un poquito, de la primera presentación de mi último libro “La onomatopeya del ladrido y otros relatos pulp”.
 
La temida sala vacía antes de la presentación.
El día 30 de septiembre tenía una cita con la biblioteca de Amposta, ciudad en la que nací y crecí y en cuya biblioteca, además, pasé los años más raros de mi adolescencia, como un arqueólogo explorando una vasta ciudad oculta hasta el momento.  Allí descubrí a algunos de los autores que me han acompañado durante toda mi vida, como es el caso de Lovercraft, Poe, Buckowsky, Tolkien o Vian. Allí pasé muchísimas horas “refugiado” mientras afuera la gente hacía cosas normales pero que yo no acababa de comprender y allí aprendí también que en las bibliotecas no se liga nada, aunque eso es otra historia. La cuestión es que regresé a la que considero mi biblioteca, una de las más impresionantes y variadas que he visto en mi vida y esta vez no como lector si no como escritor. Todo un honor y también una carga de inseguridad al no verme a la altura.
Y es que la mayor de las inquietudes ante una presentación es la afluencia de público. Presentar un libro ante tu familia y amigos está muy bien, pero uno siempre aspira a abrirse a un público nuevo, darse a conocer y, como no, vender algunos libros. Afortunadamente en esta presentación, tuve mucho más público del esperado, llegado a contar, así a ojo, más de cuarenta personas. Todo un lujo.
 
Y la satisfacción del espacio ocupado por el público
Comencé con humor, como tiene que ser. Es asombroso cómo me tiemblan las manos al agarrar el micrófono y como se me pasa cuando el público deja escapar las primeras carcajadas. Siempre he pensado que el principio de algo, sea un libro, una charla, una película… debe ser representativo de lo que después vendrá, así que las primeras frases pronunciadas deben estar bien medidas. Después, Assumpta Eixarc, una antigua profesora que me dio clases cuando tenía 17 años, se encargó de presentarme formalmente, leyendo fragmentos del libro que para mi satisfacción, parecieron encantar al público. A partir de ahí, nos fuimos alternando las intervenciones, contrastando su parte más seria y formal con mis explicaciones en clave de humor, creando casi sin darnos cuenta, una coordinación que no habíamos ensayado ni previsto de antemano. Por supuesto se habló del libro, de literatura, de qué es eso del “pulp”, de escritura y edición… Pero no voy a entrar en detalles aquí.

Cuando terminamos y tras la firma de ejemplares me permití un rato de reflexión. El contacto con el público es importante. Mucho más de lo que pensaba un año atrás. Oyendo hablar al autor de un libro, uno se queda con su tono de voz, con su forma de expresarse, y eso le da un toque distinto a la lectura del libro. A mi me pasa y muchos me han confesado que también, en el caso de mis libros y blogs, después de conocerme en persona. Al final esta presentación fue un gran éxito, pero quedan un par más por venir, esta vez lejos de mi casa, por lo que va a ser más complicado reunir al público. Pero ya vendrá lo que tenga que venir. De momento me quedo con la experiencia de un gran día y para que veáis que no os he engañado, algunos fragmentos de las opiniones de dos de los asistentes a la misma.

Debo decir que la presentación fue muy amena, alternando en las actuaciones la Sra. Eixarch (de forma muy profesional) y el Sr. Rosa (que se dedicó a la bis cómica). Ambos se complementaron a la perfección e hicieron las delicias del respetable. De hecho, estoy por sugerirle al Sr. Rosa que se dedique a hacer monólogos en otros eventos...
J.M Lletí

Una presentación diferente, irónica, que ha sacado la risa de un público entregadísimo, por el hecho de tener un escritor ingenioso, que ha captado la atención de los oyentes. Assumpta i Josep, han conseguido que todos tengamos la curiosidad de leer este libro de relatos.
Joana Serret

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