sábado, 16 de diciembre de 2017

Sobre los temidos "spoilers"



Cualquiera que esté mínimamente metido en alguna red social se habrá dado cuenta del fenómeno: Cada vez que se acerca el estreno de una nueva película o la emisión de la nueva temporada de la serie de moda, comienzan a aparecer “memes” pidiendo que nadie haga “spoilers”. Pero… ¿Qué son los spoilers?
Spoiler es un término anglosajón que podría traducirse de forma coloquial como “aguafiestas” y que para el caso que nos ocupa, se refiere a aquellos que te estropean una película, serie o libro contándote cómo termina. Esto, que antes no tenía mayor importancia, se ha convertido en un motivo de preocupación debido a la enorme conexión que suponen las redes sociales y a la facilidad que tienen algunos pocos para estropear el estreno a muchos otros. Y precisamente sobre algo relacionado con este tema hablaré (mejor dicho escribiré) hoy.
Hace algún tiempo me topé con alguien en una red social que me explicó que cuando llegaba un libro a sus manos lo primero que hacía era leer el último capítulo y que si le gustaba el final, comenzaba  a leer el libro. Me pareció un comportamiento cuanto menos curioso, ya que se trataba de un “autospoiler” en toda regla, por lo que le pregunté sobre el tema. Su respuesta me hizo pensar y al final tuve que darle la razón en que no era una cosa tan extraña lo que hacía.
Y ahora debo hacer una pausa ya que no logro recordar quién era esa persona ni si tal reflexión venía como consecuencia de una entrada en algún blog, por lo que puede ser que esto que voy a escribir ya esté publicado en algún lugar y posiblemente mejor expresado. Si es así, le pido disculpas por haber copiado su idea y en cualquier caso me reafirmo en la necesidad de escribir yo mi punto de vista.
“Los spoilers no son malos”, sería el resumen. Los “spoilers” no son malos a no ser que el producto (película o libro) también lo sea (mala), sería un resumen más exacto. Y es que cuando nos encontramos ante una buena obra, conocer de antemano el final no debería impedirnos disfrutarla. Pensemos en ello.
¿Por qué somos capaces de ver algunas películas innumerables veces mientras que otras nos basta con un visionado para tener suficiente? ¿Por qué algunos clásicos siguen sobreviviendo hasta día de hoy mientras que otras obras, algunas de ellas de gran éxito en su estreno, caen en el olvido? Me refiero a libros como “El perfume” de Patrick Sunskin o “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de R.L. Stevenson. Todos sabemos como terminan pero a pesar de tratarse de finales sorprendentes con giros inesperados, seguimos leyéndolos con deleite. ¿Por qué hay películas que siguen manteniendo esa chispa inicial, a pesar de que todo el mundo sabe cómo terminan? La respuesta está en que son buenas obras, y ello está más allá de cualquier climax.
Muchas de las películas y libros que aparecen en nuestros mercados anunciados como grandes obras, no son más que paja rematada con un final que sorprende y que deja buen sabor de boca, pero nada más. Muchas de las series que hoy en día se consumen con avidez, no son más que pequeños momentos de emoción situados estratégicamente al final de cada capítulo para avanzar una trama más o menos interesante con la intención de enganchar al público un capítulo más.
Tomemos como ejemplo a esas películas de “terror” que se basan en dar sustos al espectador para que salga del cine con la sensación de haber pasado miedo mientras que solo se ha visto sometido a una serie de sorpresas para alterarle el ritmo cardíaco. ¿Dónde quedan esas películas hoy en día? ¿Por qué volvemos al “El Resplandor” y a “Misery” cuando queremos nombrar buenas películas del género?
Al final, sean libros, películas, series o videojuegos, no deberíamos de preocuparnos por saber el final de antemano, ya que lo que deberíamos buscar es disfrutar de la obra desde el minuto uno y hasta que ésta terminara, no solo del final sorprendente y que hace que el montón de paja en el que hemos estado buceando cobre algo de sentido.
La conclusión a la que quiero llegar es, que los spoilers no deberían ser algo a tener tan en cuenta como hacemos y que quizás deberíamos “spoilear” más para distinguir las buenas obras de las que no lo son tanto.
Y si. Bruce Wills estaba muerto desde el principio. Por eso la película era tan mala.

¿A que no sabéis de quién era hijo este chaval?







Amor de primate. Una breve novelita de muy pocos megabytes.

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